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La MaTanza de CroMañón
Por Nuevo Proyecto Histórico -
Friday, Jan. 07, 2005 at 5:43 PM
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::
Colectivo
Nuevo Proyecto Histórico http://www.colectivonph.com.ar El Kapitalismo Te Exprime,
Te Encarcela y Te Asesina. “¡Ibarra, Chabán, la
tienen que pagar!”. “Olé olá, si no hay justicia qué quilombo se
va a armar”. “No fue la bengala, no fue el rocanrrol, a los
pibes los mató la corrupción”. “Yo sabía que a los
asesinos los cuida la policía”. “¡Kirchner, Ibarra, Chabán, culpables por
igual!”. “¡Oh, que se vayan
todos, que no quede ni uno solo!”. Consignas coreadas en la marcha del
primero y tres de enero del 2005, tras los
asesinaos en la disco República de Cromañón.. “Hacen muy bien en no confiar, no confíen en nadie
salvo en ustedes mismos.” Presidente
Néstor Kirchner. Reunión con los familiares masacrados en República de Cromañón, 4/1/05. Quieren Sitiarnos Volvernos Temerosos. Que Silenciosamente Votemos Tiranos. Quieren Saciar Voracidades Tremendas. Que Siniestramente Vendamos Todo. Quieren Sátrapas Vomitivos, Tramoyas. Quemar Sonrisas, Voluntades, Talentos. Estrofas del poema colectivo y
anónimo en Construcción
permanente QSVT, volante y
afiche repartido el 20/12/04. (...) “Estamos en una dictadura del capitalismo, ejecutada por pequeños
señores que, estando en campaña nos
prometen cosas muy seductoras, y que cuando llegan al gobierno actúan como reyes
sin coronas, nos reprimen cuando queremos manifestarnos en contra de algo que les
molesta, tal como si fuésemos sus súbditos, y no el soberano. Pero creemos que al
criticar este sistema, debemos proponer otro como alternativa. Y para nosotros
la alternativa es una democracia participativa horizontal y directa”. Asambleistas
de Mar del Plata, 12/04. En pocas semanas, a los que daban por
muerto el Que se Vayan Todos desde página/K, y a los que le contestaban
tirándoles con el pueblo por la cabeza para enterrar a la multitud, a ambos, se
les quemaron los papeles. La
vieja dicotomía entre espontaneidad y organización, entre intelectual
analizante y objeto social a analizar, no sirve para entender como piensa y se
mueve la multitud. En el
siglo XXI no se requiere de prensas partidarias como el andamio al costado del
encofrado que edifica la organización popular. Hoy la
internet, como una gran anónima imprenta del siglo XXI, actúa de vínculo
material y afectivo al mismo tiempo. Como canalizador de la catarsis y
organizador de la lucha. Como disparador de iniciativas y ágora de disidencias
y acuerdos para la acción. Ante
un acontecimiento inédito, una vez mas, la multitud
desborda con sus acciones y consignas las previsiones de las viejas
vanguardias. En las marchas los gritos de ira no se hacen esperar: “De Kirchner para abajo no sólo tienen que
renunciar sino que tienen que ir todos presos”. Después
del 30 de diciembre en medio del dolor, entre el duelo y la espera, entre un
santuario improvisado y la asamblea, entre la solidaridad y la entrega de los
cuerpos que se apilan en la morgue, nace la lucha. Se actúa como multitud y se
la integra singularmente. No hay dispositivo externo a la propia práctica que
pueda conducir el proceso desatado. Como
aquel accionar destituyente del 20 de diciembre del 2001, como el repudio
inmediato a la ejecución de la planificación criminal del 26 de junio de 2002
en el Puente Pueyrredón. De igual modo, el 1 y 3 de enero de 2005, ningún
organismo previo a la matanza convocó a los luchadores. Si
por izquierda entendemos una acción destituyente contra el
capital-parlamentario que no demanda el Que Se Vayan Todos para que venga la
seguridad y el orden al estilo Blumberg, entonces, hay que reconocer que la
práctica de la multitud volvió a estar a la izquierda de buena parte de la
izquierda partidaria. Sus valientes militantes, el primero de enero, aturdidos
pero alertas, se subordinaron a los tiempos de la multitud que estaba
escribiendo de manera autónoma una nueva página antisistémica de la historia
Argentina. Pero como ninguna lucha comienza de cero, y nadie está impedido de
aprender de sus errores, en esta oportunidad y por el momento, la porción de la
izquierda partidaria que estuvo en las calles, actuó respetando la
autoconducción de la lucha de la multitud. Respetó su dolor y bajó sus banderas
cuando así se lo pidieron los familiares y amigos de los fallecidos. La
coloratura de la multitud alberga en su seno a las nuevas figuras del trabajo,
pero con ella también se moviliza una porción de la sociedad civil que la
expolia. Las dos coinciden cuando irrumpen en el espacio público, tienen
circunstancialmente objetivos en común, pero son estratégicamente sujetos sociales
antagónicos. Nada
es mas difícil para el poder que conducir a un sujeto
que no puede representar, que no aspira a ser Uno, a ser estado, a ser pueblo.
Y nada es mas difícil que organizar el poder
constituyente de los muchos diferentes que está en las calles. ¿Quién resolverá
el acertijo? ¿Quién dotará de conciencia a los adolescentes? ¿Quién terminará
con el estado que no está para autodepurarse sino para profundizar el genocidio
capitalista? Nadie, absolutamente nadie, está en condiciones de hacer las tares
que le competen a la multitud. Ella, y sólo ella, determinará
hasta donde está dispuesta a llegar. Cuál será el uso que haga de sus nuevas
formas organizativas y cuáles serán los métodos que escoja para obtener
justicia en la tierra. ·
El ocio es mercancía como el trabajo, pero por
otros medios. Por
mas que el poder y sus lacayos quieran ningunear la crisis orgánica en la que
están involucrados, la multitud le martilla los tímpanos gritándole el peor de
los insultos posibles: ¡Que se Vayan Todos que no quede ni uno sólo! Los
jóvenes, esos millones que los medios quieren invisibilizar y endemoniar
preguntándose porqué llevan a sus hijos a los recitales, no hacen mas que
fingir comprensión mientras lentamente van
transformando a la víctimas en victimarios. Sus familias que hoy son mas de nueve millones de pobres y alguna vez integraron la
clase media, ahora, son la multitud. El 60
por ciento de los 15 millones de argentinos de menos de 22 años son pobres. A
su vez tres millones y medio de los niños y adolescentes son indigentes. Un
millón de jóvenes no estudia ni trabaja. La pobreza de los púberes se duplicó
en sólo 5 años. Pasó del 31 por ciento en el ´99 al actual 60 por ciento. Los
chupatintas de la transversalidad nos aleccionan que volvimos a un país normal
¿Pero acaso que creían que era un país capitalista normal? ¿Cómo entienden que
el capitalismo salió de su crisis mas terrible sino
con una acumulación originaria a costa de salarios infrahumanos, desocupación
estructural y el ahorro de las medidas de seguridad mas elementales que protege
a la fuerza de trabajo de la que viven? La
muerte de la multitud a manos de los empresarios tiene muchas caras. Según los
datos oficiales que completan la estadística final del 2003, con relación al
2002, hubo 70.514 accidentes laborales mas. Dentro de
los damnificados los que sufren mas son aquellos que
componen la casta laboral de los empleados precarios, en negro, y con un pie
permanente en el desempleo. De los 414.559 siniestrados casi la mitad ganaba
menos de $ 600, 200 dólares al mes. Se estima que la tasa de heridos se duplica
en el caso de los empleados no registrados. En un país normal, del 2002
Duhaldista al 2003 pingüinista, se incrementó en un 20 por ciento las víctimas
laborales del capitalismo. En esto también con “K” estamos peor que antes de su
llegada a Balcarce 50. La
distinción entre tiempo de trabajo y tiempo libre para los millones de
trabajadores jóvenes, precarios y polivalentes es cada vez menos clara. La
diversión también es una mercancía y salir vivo de un espectáculo se ha vuelto
todo un trabajo. El reinado de la
subordinación de la multitud en el capital, del comando del estado y los
patrones que engordan con la mercancía de la actividad inmaterial del
esparcimiento, que se transforma en el precio de una entrada a un recital, no es mas, que la
continuación de la jornada laboral. El ocio es mercancía como el trabajo, pero
por otros medios. Plata, quiero plata,
decía Chabán. Frase que podía pronunciar cualquier patrón al que se le
acerque un micrófono. El
sistema capitalista para mantener a los parásitos sociales de los patrones y el
lucro que los alimenta, les pisa la cabeza a cada integrante de la multitud,
tenga o no un empleo, con los nuevos cuatro jinetes del apocalipsis: Pobreza,
delincuencia, cárcel y muerte. El imperio del dinero le escupe en la cara a
cada joven: Me llevo tu tiempo, cada día de tu existencia, te encierro y si lo
necesito te arranco la vida de manera fulminante. Nada
mas claro que el valor de un ticket de concierto para comprobar que ir a
escuchar a una banda es un placer que valoriza el capital de los empresarios.
Un pasatiempo que se vuelve una práctica riesgosa cuando la vida vale menos que
una localidad. En los recitales de cientos de personas que organizan los
desocupados, asambleas populares y los obreros de Zanón, nunca hubo un muerto.
La policía no existe mientras dura el espectáculo y los asistentes y
organizadores se cuidan a sí mismo. Donde
el uso del tiempo no tiene un valor monetario, donde no existe el dinero como
forma de la repugnante relación capitalista que todos llevamos en el bolsillo,
donde recrearse no tiene precio, la vida no se entrega a cambio de un par de
horas de placer. Esta
vez la matanza la ejecutó Omar Chabán y Aníbal Ibarra. Un empresario progre y
un gobierno que administra un presupuesto de 5.000.000.000 millones de pesos.
El capital mata. Y el estado como forma de capital mata también. Todos los
fines de semana es la ganancia de los empresarios que transforman el recreo en
capital, la que toma de rehén a 400.000 jóvenes que alimentan su fortuna. Pero
en realidad el que mata es el sistema social capitalista de los chabanes y los
ibarras que pueblan todo el planeta. El menú es variado: fusilamiento en cortes
de ruta y guerras en Irak; tortura policial por ser joven de un barrio pobre y
ocupación de Haití; ejecución a la salida de una cancha de fútbol y epidemias
evitables en Somalía; prisión por reclamar un salario y hambrunas planificadas
en Ruanda; el cierre de las puertas de un supermercado en Paraguay para que
durante el incendio los futuros carbonizados no se lleven algo sin pagar y
asfixia en una disco de Buenos Aires. De la
pasantía y la cadetería, del taller y el plan social, de la venta ambulante y
el cirujeo, de la reposición en el supermercado y la prostitución, del puntero
al delibery, del microemprendimiento y las horas desempleadas por un presente
sin futuro, se pasa, al recital como
fiesta de los cuerpos, el calor de la tribu urbana, los abrazos de clanes
suburbanos, el aguante de la carne que no se resigna a morir expoliada por el
patrón, la policía asesina y el estado genocida. Desde
el 30 de diciembre la multitud organiza sus propios organismos deliberativos y
ejecutivos. No hace falta que nadie le venga a enseñar cómo se redacta un
volante, se organiza un marcha, o se hace un cordón de seguridad. Su
uso cínico de los medios masivos es un arma de doble filo con la que está
dispuesta a lidiar. No confían en el poder y mientras construyen sus ámbitos y
territorios móviles de contrapoder arremeten con cuanto oportunista quiera
canalizarlo. ·
el aguante de la carne que no se resigna a morir
expoliada por el patrón, la policía asesina y el estado genocida. ¿La
multitud es homogénea? Decididamente no. Y esa heterogeneidad es su fortaleza y
su debilidad. Si fuera compacta como la vieja clase obrera industrial ocupada
ya estaría organizada en uno o varios partidos y hace tiempo se hubiera planteado
la toma del poder. Su multiplicidad permite que su polifonía de lugar a que el
progresismo de todos los colores, de los Graña y los Leuco a los empresarios
del rock, de los políticos progres a los pequeños burgueses jacobinos, de los
curas a lo Farinello y sindicalistas de la centroizquierda, puedan meter la
cuchara. La
multitud es fuerte porque nadie puede mandarla sino es obedeciendo. Y es débil
en comparación al pueblo que adoptaba una conducción separada de sí que la
dotara de fines mediatos antes sus conatos inmediatos de sublevación. Pero en
tiempos posfordistas esa impotencia del pueblo es el baluarte de la multitud.
Su emancipación será obra de sí misma o no habrá liberación social. A cada
individualidad del común nadie podrá expropiarle su propia revolución. Con
argumentos calcados de la época de la dictadura militar, recreados durante mas
de 20 años por Alfonsín y Menem, De la Rúa y Duhalde y ahora por Kirchner, se
apela a la miserabilidad de apuntar como infiltrado a todo aquél que vaya mas
allá de pedir la cabeza del chivo expiatorio de Chabán y la de algún inspector
de zócalos que se olvidó de cambiar la carga de los matafuegos. Para el poder
un poco de jaleo es digerible pero a la larga hay que volverse a llorar a la
casita, a seguir produciendo plusvalor para el patrón, a vivir de changas y
comer salteado. ¡Qué La vida sigue y los políticos saben que hacer! Y si no son
Ibarra y Kirchner los que hagan justicia habrá que ser un poquito paciente y
esperar. Y los que vengan después, allá por el año 2.015-2.020, o quién sabe
cuándo, tendrán su orgasmo con las urnas. Así de patéticos son sus argumentos.
Así de ladino ha sido por dos décadas el capital-parlamentario. Ibarra
ya entregó todo lo que estaba dispuesto a sacrificar. No se va a ir por las
suyas. Para que se vaya la multitud tendrá que echarlo. El tiene bastante
experiencia en esto de “bancarse” insurrecciones. La centroizquierda y los CGP,
los peronistas y radicales, la CTA y la mayoría de los organismos de derechos
humanos le hicieron el aguante post argentinazo. No olvidemos que fue parte de
los muertos vivos que pasaron con su cara de amianto por el incendio del 19 y
20. Mientras tanto Kirchner se hizo el zonzo todo lo que pudo mirando el
glaciar Perito Moreno, mientras degustaba un corderito patagónico y mandaba la
plata de la provincia de Santa Cruz, de puro nacionalista que es, al
extranjero. Las
instancias mediadoras, los sindicatos y partidos, los canalizadores de las
demandas antisistémicas que describen todos los manuales de las
contrarrevoluciones exitosas quedaron obsoletos ante la nueva forma de dominio
que adoptó el capital en la era posfordista. Los nuevos tratados de cómo
abortar insurrecciones y rebeliones se están escribiendo mientras el conflicto
no está definido. Muchas de sus páginas están escritas en castellano y datan
con posterioridad al 2001. Pero ni todos los piqueteros amigos del poder y sus
medios compinches, ni todas sus agrupaciones solventadas por el erario público
y sus intelectuales autónomos de cotillón, pudieron impedir que el reclamo les
explotara, y sin estaciones intermedias
le estallara en la cara a la máxima autoridad estatal. El fuego viene de abajo
y para los de arriba se transforma en una hoguera que no se apaga ni con todas
las promesas de un verano ¡Pum para arriba!, del socio de Hadad, Marcelo
Tinelli; el canje de la deuda de, cara de piedra, Lavagna; y el gobierno
popular en disputa de Humberto Tumini. Antes
del 19 y 20, Ibarra y De la Rúa, hubieran entregado al jefe de bomberos, a un
subsecretario del montón, a los sumo al jefe de policía. Se cerraba la disco por un tiempo y se le hacía caer todo el peso de la
ley capitalista sobre las espaldas de un funcionario detestado, y a otra cosa
mariposa. En cambio después de la primera insurrección Argentina del nuevo
siglo, todas las coordenadas, entre demanda explosiva, carencia de mediación y
justicia distraída, han sido alteradas. ·
La bronca estalla y los cuerpos resistentes en
lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas antagónicos a los dueños del
poder. La
multitud madura, ¡Vaya si madura! Pagó con el subconsumo, y con cada libra de
su carne enflaquecida, la estafa de la devaluación de los ingresos de los que
se reciclaron creyéndose los dueños del Que Se Vayan Todos. Volvió a confiar
pero no firmó ningún pagaré en blanco. Cuando se harta saca tarjeta roja y el
voto se transforma para los políticos en un
irreverente paga dios. Si la Nueva Clase cree que sus cantos de sirena sirven
para engrupir a la multitud como si fuera una plebe políticamente analfabeta, o
no entendieron el cambio epocal que estamos viviendo, o subestimas al nuevo
sujeto histórico. Las
victorias y derrotas del capital son permanentes como las de la multitud.
Porque superviviente es la crisis del dominio estatal del capital ante cada
potente acción de la multitud cuando creyeron resolidificado su dominio. Son
las dos caras de una misma moneda. La que vive de los demás y la que hace todo
el trabajo. No son tiempos para que nadie pueda interpretar el estado de ánimo
de las masas y actuar como los viejos partidos que enfrían o calientan los
conflictos según la correlación de fuerzas. La bronca estalla y los cuerpos
resistentes en lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas antagónicos a
los dueños del poder. La multitud
no necesita cientistas sociales que la psicoanalicen, ni aspirantes a patrones
políticos que la conduzca. Ella misma es quien se autolidera. No precisa
organizadores profesionales sino que se autoorganiza. No hace falta enseñarle
sobre la antagonía de clase que existe entre ellos y los matones uniformados.
La consigna ¡Ibarra, Chabán la tienen que
pagar! es una lección política antisistémica de la multitud para quien esté
dispuesto a aprenderla. Se unifica en un grito de seis palabras el dominio despótico
del estado y el capital sobre la multitud. Desde hace tres años el
capital-parlamentario ha sido registrado como el causante del actual estado de
postración del cincuenta por ciento de los argentinos en la pobreza. Y de ahí
no se volvió. Que sigan soñando los que creen que “K” canalizó esa demanda de
hartazgo con la clase política. ¡Ni
aún muerto me detendrán dicen las remeras del taller popular de serigrafía
debajo de la estampa de Darío Santillán! Sin dudas Darío. Ni aún muerto tus
compañeros consecuentes abandonaron tu lucha que fue, y es, la de ellos. Tu
singularidad fue parte del común, y lo colectivo que lucha encierra tu
singularidad. De igual forma podemos decir que ni aún muertos las víctimas del
Cromañón de Chabán dejararán de pedir justicia. Ni a aún muertos sus padres,
hijos y amigos, el común de la multitud, dejará que se olvide este crimen
social. En cada nueva lucha reaparecerá el rostro de Kosteki y la sonrisa de
Cabezas; las caricias de los novios asesinados el 30 de diciembre y las enfermeras
del amor detenidas en la legislatura; los 500 años de resistencia de los
indígenas expulsados de sus territorios y los obreros que se autogestionan; los
asambleístas autónomos que hasta el día de hoy contra viento y marea sostienen
el QSVT y los nuevos delegados sindicales clasistas; los presos políticos de
Caleta Olivia y los estudiantes revolucionarios; las caras tiznadas de los
espectros de Río Turbio y la fortaleza de las madres del dolor; las historias
truncas de la AMIA y la ternura de los motoqueros asesinados que salvaron la
vida de mas de uno el 20 de diciembre de 2001.
Se
podrá decir que la justicia de los ricos no puede hacer justicia de manera
completa, y es cierto. Se podrá alegar que Ibarra y Kirchner no se van a ir
sino es con una insurrección, y es cierto también. ¿Pero quien puede predecir
hasta donde puede llegar la multitud si no ve satisfecha sus demandas? “Si no hay justicia habrá quilombo”,
bramaban 5.000 almas el primero de enero de 2005. El grito de guerra preanuncia
que la batalla no será, ni corta, ni fácil. Se va por la cabeza de los mandamás del estado, que no es poca cosa. De igual
modo el 3 de enero Ibarra demostró que, de ahora en mas, Los Pacificadores
taponarán la entrada de la Jefatura de Gobierno y los policías de civil
actuarán como en la época militar cazando luchadores sin identificarse. La
gestapo del capital-parlamentario va naturalizando su accionar posfascista. Los
organismos de derechos humanos amigos del “presi” mutis por el foro. El aprete
a familiares por agentes de inteligencia del estado, la música fúnebre que
están dejando en sus contestadores, las comisiones que se arman para cambiar
algo y entonces nada cambie, son las trampas que está armando el estado porteño
y nacional contra la multitud. El nombramiento de Juan José Alvarez en el área
de seguridad del gobierno de la Ciudad, con el respaldo de Duhalde y Kirchner,
demuestra, que de la transversalidad mas allá del aparato descompuesto del
partido peronista ya no queda nada. La
corporación política se blinda contra la multitud. Como siempre en momentos
críticos para el capitalismo y sus instituciones, los centroizquierdistas y
conservadores, las fracciones nacionales y populares del peronismo y la curia,
los medios masivos y los sindicalistas progres que juntaban firmas para el
Frenapo mientras la multitud echaba a De la Rúa, todos, absolutamente todos,
cierran filas contra los embates por justicia, aquí y ahora, de las familias y
los cientos de miles de anónimos que conviven con su dolor. Para el poder, la
plebe republicana, los pobres en las calles, los desheredados del capitalismo,
la multitud, tiene que abandonar las calles. Se buscará engañarla, disuadirla,
embretarla en trámites parlamentarios burocráticos, bloquear sus iniciativas,
sobre todo dividirla, y si hace falta, reprimirla y matarla. El
progresista de Ibarra con la anuencia del progresista Kirchner giran aún mas a la derecha. El arribo de Juán José Alvarez es mas de los mismo. Alvarez llega habiendo acumulando todos
los aplazos posibles por parte de la multitud y todas las condecoraciones al
valor de los poderosos. Fue subsecretario de presidencia de la nación con
Menem, en el 2001 ministro de Seguridad del gobernador bonaerense “hay que meter balas a los delincuentes”
Ruckauf. Cuando el 19 y 20 eyectó al guapo de De la
Rúa que repartía muerte por todo el país antes de su fuga en helicóptero,
Ruckauf, también abandonaba su sillón de gobernador. Ahí “Juanjo” Alvarez dio
el salto a la nación y, recomendado por Ruckauf, fue funcionario del ex
presidente, por una semana, Rodríguez Saá. Cómo en el peronismo nada se pierde,
todo se transforma, siguió con el gobierno de Duhalde. Desde allí hizo sus
armas en las grandes ligas del crimen social a gran escala. Pasó a ser Secretario
de Seguridad Interior de la Nación, planificando, ejecutando y justificando la
cacería contra piqueteros el 26 de junio de 2002 en Avellaneda. Cómo en
Argentina nadie va preso, aun sido cómplice de los mas
flagrantes crímenes, fue nuevamente convocado. En el 2003 el gobernador Felipe
Solá le ofrece el ministerio de seguridad de la provincia de Buenos Aires.
Puesto en el que duró sólo dos meses y tras su fracaso arribó León Arslanián.
Alvarez es un viejo conocido para propios y extraños. Hombre de Duhalde, en la
última década, estuvo con Menem, Ruckauf, Rodríguez Saá, Solá y ahora con el
“golden boy” del progresismo Ibarra. Por lo visto para el PJ como partido de
poder vale todo. Hoy con uno y mañana con otro. Este es el hombre que eligió
Ibarra, Duhalde y Kirchner para la seguridad de la Capital Federal. Un criminal
que viene a resolver los crímenes de sus socios políticos de siempre. ¡Kirchner
lo hizo! El
asedio en julio del año pasado a la legislatura de la ciudad de Buenos Aires, y
el cerco a la jefatura de gobierno porteña el último tres de enero, demuestra,
que la bronca tiene muy claro a sus destinatarios. No es un grupo de “loquitos”
a quien enfrenta el estado, sino a miles de síntomas singulares de un malestar
social multitudinario. El
primero de enero bastaba ver el apoyo que recibía desde los balcones a su paso
la marcha. Comprobando que el combate contra la impunidad por la masacre de
Cromañón es sólo la punta visible de un iceberg que esconde un repertorio
repleto de agravios. La solidaridad activa en las calles de unos cuantos miles,
se coteja, con la complicidad compañera de millones de argentinos que respaldan
a las víctimas del homicidio múltiple del barrio de Once. ·
Estamos ante una política autosoberana. Es
preferible pagar todos los errores que puedan cometer los jóvenes por su
inexperiencia que ponerse en manos del mas viejo y
probado comité central. Si ningún tipo de autocomplacencia, es mejor ser parte
de la lucha de padres y amigos, allegados y colaboradores, todos militantes de
la multitud, que confiar en cualquier promesa del estado y sus patrones,
propalada, por otros empresarios encargados de vender noticias engañosas y
falsas desde los medios masivos de comunicación. Si en
las marchas se dijo “Que no se quiere
política”, mientras que la política como práctica colectiva de los anónimos
tienen acorralado a Ibarra, entonces, bienvenida esta antipolítica. Una hacer
autodeterminado que dejó de entender a la política como lo político estatal. Un
ámbito de la aristocracia del voto de donde no puedan venir las respuestas y
acciones que necesita la multitud para ser feliz. La que está efectuando la
multitud es una auténtica y noble pospolítica. Que despide al estado como
agenciamiento que piensa por ella y decía saber lo que necesitaba el soberano.
Estamos ante una política autosoberana. Y si bien por el momento no resulta una
política constituyente posestatal, si lo es, una política destituyente
antiestatal. Para
millones de jóvenes la política no es sólo corrupción y negociado. Sino también
leyes de flexibilización laboral, despidos de sus padres, una educación y salud
colapsada, policía mata gente, políticos de doble discurso, una prensa canalla
a su servicio, y patrones negreros. Es la
propia práctica, reflexión e imaginación de la multitud la que le marca la
cancha al estado. El capital-parlamentario no es únicamente el gobierno por la
fuerza, también es consenso. Y consenso es el acuerdo que le brindan los
ciudadanos a las instituciones y leyes del sistema. En este campo es donde lo
político estatal es cada vez menos dirigente y mas
dominante. Por lo tanto cada vez mas débil y cuestionable. La cultura del joven
sumiso dispuesto a morir en un recital, caerse de un andamio a cambio de dos
pesos la hora, ser atropellado mientras reparte una pizza en tiempo récord, y
delinque o se muere de hambre en silencio en su casa, está fuertemente
cuestionada. Cada
epifenómeno reenvía la lucha a una crítica feroz al estado actual de las cosas
y se produce un comportamiento antagónico contra el estado carcelero, sus
mentirosos funcionarios, los empresarios inescrupulosos y los periodistas
cómplices. Tres
años de prácticas autodeterminadas han dejado valiosas enseñanzas. Las
experiencias se sedimentan y se sacan conclusiones. Se aprende de los errores.
Se mide a los aliados. Se juzga a quienes traicionan. Se confraterniza con el
compañero leal. La multitud no es complaciente, siquiera consigo misma. Está
alerta contra el estado pero también contra sus debilidades. Es fuerte porque
es mas potente que cada uno de sus actos. Es
sinérgica, o lo que es igual, unida en la acción y la reflexión vale mas que la mera sumatoria de cada uno de sus integrantes. Es
poderosa porque con su energía alimenta al sistema o lo puede hacer colapsar
cuando así se lo proponga. Cada
vez que gana el espacio público hace tronar el escarmiento. Alerta al poder
¡Qué ni sueñen! Que está contenta con ellos. Que cuando exista una convicción
terminante que la clase política está incapacitada de cambiar un sistema que
administra y disfruta, su aliento en la nuca, los perseguirá hasta que se vayan
todos.